El Espíritu Santo Y El Creyente
A. EL ESPÍRITU SANTO AYUDA AL CREYENTE
La salvación
(el hecho de haber nacido de nuevo) es la primera obra del Espíritu en nuestras
vidas. El segundo propósito del Espíritu al venir a nuestro interior, es
otorgarnos poder para vivir vidas santas y para el servicio.
1. Para Llevarnos Al Conocimiento De La
Salvación
a.
El Trae Convicción (Jn 16:8-11). Un
aspecto importante de la obra del Espíritu Santo es producir convicción,
reprender y convencer a los inconversos de pecado, de justicia y de juicio.
Sin la obra de convicción del Espíritu, ignoraríamos nuestra condición
pecaminosa y perdida.
Él nos hace
conscientes de la contaminación del pecado, de cuán cortos nos quedamos en la
norma de justicia de Dios, y del horrible juicio que le espera a cada pecador.
b.
El Produce Conversión Y Regeneración.
Regeneración significa volver a nacer espiritualmente, renovación espiritual y
restauración. Tit 3:5; Ef
2:1; Jn 6:63.
c.
Él Nos Libera Del Poder Del Pecado Y De
La Muerte, A Fin De Que Seamos Santos. Ro
8:2.
d.
Él Nos Da Una Seguridad Interna De
Nuestra Salvación. Ro 8:16; 1Jn 5:6; 1Jn 5:8.
2. Para Darnos Poder Para La Vida Santa
a.
Él nos Guía a Toda Verdad. Jn 16:13.
b.
Él nos enseña todas las Cosas. Jn 14:26; 1Jn 2:27
c.
Él Da Vida A Nuestros Cuerpos Físicos.
Ro 8:11.
El término “mortal” significa “destinado a la
muerte”, y se refiere a nuestros cuerpos físicos. El Espíritu imparte vida. Por
consiguiente, la promesa de esta Escritura es ésta: Cuando el Espíritu mora en
nosotros, nos imparte vida, fuerzas, salud y vigor a nuestros cuerpos. El vivir
en el Espíritu es un ejercicio que promueve la salud. Esto aumentará nuestra
fuerza física y nuestra longevidad de vida.
d.
Él Nos otorga Poder Para El Servicio.
Hch 1:8.
Jesús usó el
término griego “dunamis” (traducido como “poder”), del cual derivamos nuestra
palabra “dínamo”. Un dínamo es una máquina que genera un suministro de energía
consistente y continua.
Así que, el poder del Espíritu dentro de nosotros
genera poder o energías que nos capacitan para ser testigos (mártires) para
Cristo.
No sólo
estamos capacitados para llevar el testimonio de Jesús, sino que también somos
testigos de Él.
e.
El Reviste De Poder Nuestras Oraciones.
Jd 20; Ef 6:18; Ro 8:26, 27.
f.
Él Inspira La Alabanza Y La Adoración
a Dios. (Hch 2:11; Hch
10:46; Fil 3:3; Ef 5:18,19; Jn 4:24).
g.
Él Produce El Fruto Del Espíritu En La
Vida Del Creyente. (Ga 5:22, 23).
El fruto del
Espíritu no puede ser producido por el hombre natural, sin importar cuan
refinado o educado pueda ser. El carácter de Dios es visto en nosotros
únicamente cuando Dios en el Espíritu Santo vive en nosotros los que creemos.
B.
RECIBIENDO EL BAUTISMO EN EL
ESPÍRITU SANTO
1. Usted Debe Recibir A Cristo Como Su
Salvador
La primera
calificación necesaria para ser un candidato para el Bautismo en el Espíritu,
es que usted haya recibido a Jesucristo como su Salvador. Si usted es un hijo
de Dios, entonces, puede recibir el Bautismo en el Espíritu Santo.
2. Usted Deberá Desear La Bendición
El segundo
requisito, es que usted debe desear profundamente esta bendición. Jesús expresó
esto de la siguiente manera: (Jn 7:37). ¿Está usted sediento del agua del
Espíritu? Si lo está, entonces, usted deberá venir a Jesús y tomar. Es tan
simple como eso.
Recuerde que
usted no tiene que ganarse esta bendición. Si tuviera que ganarla, entonces, ya
no sería el “don” del Espíritu Santo (Hch 2:38). Usted jamás podría ganar o
merecer esta maravillosa bendición, ni tampoco tiene que hacerlo, pues es suya
como un don gratuito.
3. Cuatro Palabras Simples
Desearía
sugerir cuatro pequeñas palabras que podrían capacitarle para recibir esta
preciosa bendición. Estas son las siguientes: RENUNCIE, RELÁJESE, RECIBA,
RESPONDA. Examinémoslas brevemente.
a.
Renuncie. Pablo escribió a los conversos en la perversa ciudad de
Corinto: 2Co 4:2;
La palabra
griega apeipomen, traducida renunciar, significa “no reconocer,
separar y apartarse completamente de”.
“Antes
bien, renunciamos a lo oculto [escondido, privado, interno, secreto]
y vergonzoso...”. A la luz de lo expuesto anteriormente, es importante
estar seguros de que nos hemos arrepentido completamente (apartado) de todo
pecado conocido, especialmente los pecados que envuelvan a la brujería,
adoración de los antepasados, adoración de ídolos, encantamiento, leer las
cartas, hojas de té, adivinaciones, amuletos, y cosas semejantes.
La Biblia
dice que Dios ha dado “el Espíritu Santo... a los que le obedecen”
(Hch 5:32). Dios nos ordena que renunciemos y nos separemos completamente de lo
oculto, secreto, deshonesto, de las cosas que son deshonrosas, cuando le
pedimos que nos llene de Su SANTO Espíritu.
Hch 19:18, 19. Este es el primer paso importante.
Diga la
siguiente oración al Señor: “Padre santo,
renuncio (nombre las siguientes cosas que haya hecho y otras aplicables
a su vida): la brujería, adoración de los antepasados, adoración de los ídolos,
encantamiento, la lectura de las cartas, hojas de té, adivinaciones, encantos,
amuletos y cosas parecidas”.
b. Relájese. Muchas veces las personas se ponen demasiado tensas cuando llega el
momento de recibir el Espíritu. No hay necesidad de que tal cosa suceda. Esto,
en lugar de ayudarle, se lo impedirá.
Primero, permítame animarle a relajarse. Relájese físicamente, esto le ayudará
a relajarse espiritual y emocionalmente. Por qué no, siéntese en algún lugar
cómodo. Los discípulos estaban sentados en el Día de Pentecostés (Hch 2:2). Por
lo tanto, esa es una buena postura para recibir el Espíritu. Siéntese
reposadamente. Está en buenas manos, las manos de Jesús. Él es quien bautiza
con el Espíritu.
c. Reciba. Sería bueno que ahora mismo usted
le pidiera a Jesús que le bautizara en el Espíritu, la Biblia dice: “…vuestro Padre celestial dará el
Espíritu Santo a los que se lo pidan?” (Lc
11:13). Pida simplemente con quietud y fe.
No comience a implorar. No tiene que dar gritos ni quejidos. Si la
acción del Espíritu Santo le indica a hacerlo, no hay nada que se lo prohíba.
No obstante, algunos desarrollan hábitos espirituales que se los impide. Jesús
está cerca de usted. Él le bautizará en Su Espíritu si usted permanece relajado
o calmado y le permite que lo haga. Él puede escuchar su oración.
Cuando le
haya pedido quedamente en oración que le llene con el Espíritu, entonces,
deberá creer en fe que Él ha contestado su oración y RECIBIRÁ EL BAUTISMO DEL
ESPÍRITU POR FE.
Recuerde que
el Espíritu Santo ya mora, vive, está dentro de usted. No es que el Espíritu
venga desde afuera a su vida, ya lo tiene. El bautismo en el Espíritu Santo
consiste en recibir una manifestación del Espíritu, alguna de las siete: hablar
en lenguas, adorar a Dios, algún don sobrenatural, anhelo por la santidad, amor
por los perdidos, anhelo de conocer las Escrituras, deseo de ayudar a los
necesitados.
Hágalo por
fe. Mr 11:24. Usted está haciendo
eso por fe.
Recuerde, no
son sensaciones. Puede que no esté sintiendo alguna reacción emocional. Esto no
es una experiencia emocional, sino más bien espiritual. Puede que haya un
acompañamiento emocional o puede que no. Si lo hay, manténgase relajado y
disfrútela. Si no la hay, no se preocupe. Las emociones son erráticas e
indignas de confianza. Lo importante no
es lo que usted sienta, sino lo que usted crea. Crea que ha recibido el
Espíritu, ese es el primer paso.
A medida que
lo hace, comience a expresarle a Dios alegres acciones de gracias y alabanzas
por llenarle con el Espíritu Santo. Deje que su corazón se desborde en
alabanzas a Dios, y continúe tomando cada vez más del Espíritu.
Tomemos como ejemplo el hablar en lenguas,
que es la evidencia más visible, inmediata, sencilla y generalizada:
d.
Responda. Ahora llegamos al cuarto
paso: su respuesta al Espíritu, quien ya comenzó a llenar todo su ser interno.
Cuando haga esto, hágalo desde su interior, con todo su corazón. La Biblia
dice: “…
y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que
hablasen” (Hch 2:4). Note esto: “...comenzaron a
hablar...”. Ellos estaban controlando lo que hablaban. Esa es nuestra
parte. Ellos usaron su voz, sus cuerdas vocales, sus labios y sus bocas. Note
lo segundo: “...el Espíritu les daba que hablasen”. Esa es la
parte que desempeña el Espíritu.
Cuando el
Espíritu ejecuta Su parte, nosotros debemos RESPONDER haciendo la nuestra.
El hablar en
lenguas es un milagro. Las palabras nos son dadas sobrenaturalmente por el
Espíritu. Esto no significa que es difícil de hacer, simplemente significa que
usted debe cooperar con Dios y hablar lo que el Espíritu le da que hable.
Esto es ilustrado por la historia de Pedro
caminando sobre las aguas (Mt 14:29). Jesús llamó a Pedro: “¡Ven!”. Y luego
dijo: “Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las
aguas para ir a Jesús”.
Cuando Pedro
anduvo sobre las aguas del mar, él no estaba haciendo nada sobrenatural
conscientemente. Él estaba caminando tan natural como si estuviera sobre
terreno sólido. El milagro no era el mero hecho de caminar, sino el hecho de
que no se hundía.
Eso mismo es
lo que sucede cuando comenzamos a hablar en lenguas. Así como Pedro usó sus
piernas y músculos para caminar, nosotros usamos nuestras lenguas y labios como
siempre lo hacemos para hablar.
El milagro no
está en el acto físico de hablar, sino en el lenguaje que se nos da para que
hablemos. En otras palabras, el milagro no está en CÓMO habla usted, sino en
QUÉ habla usted.
El hablar es
un acto natural, así como lo es el andar. Cuando usted habla las palabras que
le son dadas en otra lengua, la parte física de ello es tan natural como cuando
usted ejerce los poderes de la oratoria en cualquier otro tiempo. El milagro
ocurre cuando el Espíritu Santo da las palabras para hablar en una lengua que
usted nunca ha aprendido y, posiblemente, jamás haya escuchado antes.
Debo
enfatizar este asunto de la serenidad del hablar en lenguas. Cuando los niños
reciben esta enseñanza, lo hacen con tanta facilidad; pero muchos adultos
confrontan un problema en este punto, ellos lo hacen muy difícil para sí
mismos. Ellos creen que es demasiado difícil hacer tal cosa.
Algunos se
ponen tensos en lugar de permanecer serenos. Muchas personas son tan sinceras
en su deseo de que no deberían ser ellos sino Dios. Pero es usted quien debe
hablar, y el Espíritu quien debe dar las palabras o las lenguas. No permanezca
sentado esperando que Dios tome control de sus cuerdas vocales y hable a través
de sus labios. Haga su parte.
Haga el favor de notar de nuevo en hechos 2:4 que:
“Ellos” (los discípulos), quienes “comenzaron a hablar en otras
lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”.
Ellos comenzaron
a hablar.
Cuando usted comienza a hablar en lenguas, es
USTED quien iniciará tal acción. USTED es quien hablará las palabras; pero el
Espíritu Santo suministrará los sonidos, las palabras y las frases a su mente.
Éstas sonarán
muy extrañas para usted. Son una lengua que usted nunca antes habrá escuchado,
probablemente será una lengua angelical o celestial que sonará muy diferente a
una terrenal que tal vez haya escuchado.
A medida que
el Espíritu ponga tales palabras en su mente, háblelas confiadamente y sin
temor. Inicialmente, quizás hablará varias palabras. Se va a encontrar
repitiéndolas una y otra vez.
Simplemente haga eso mismo. Es como un niño que
está aprendiendo a hablar un lenguaje celestial conferido por su Padre
celestial.
Aun el
Profeta Isaías describió este proceso: “Porque en lengua de tartamudos, y en extraña
lengua hablará…” (Is 28:11). Podemos comenzar tartamudeando, pero
eventualmente más palabras vendrán.
Hablaremos
cada vez mejor a medida que mejoremos en la práctica, así como los niños.
A medida que
las diga con más valentía en fe, el Espíritu Santo aumentará su vocabulario. La
fluidez de palabras aumentará hasta que ríos comenzarán a fluir desde su ser
interior. (Jn 7:38).
Por lo tanto, determine que cuando aspire el
Espíritu Santo, usted dará seguimiento a tal acto por medio de dar alabanzas a
Dios.
Determine hacer eso con su voz, pero no con su
lenguaje nativo. Espere que el Espíritu Santo le dé una nueva lengua en ese
mismo momento, luego, por fe, comience a hablar ese nuevo lenguaje.
Puede que
perciba un temblor en sus labios y que su boca se llene de palabras extrañas.
Háblelas en voz alta. Una vez que comience a hablarlas, continúe hablando.
No se
detenga, deje que sigan fluyendo. Entre más fluyan, más libre se sentirá. No se
preocupe de como se escuchen o suenen; ese es asunto del Espíritu Santo. Él le
dará el lenguaje particular que él desea que tenga. Puede que le otorgue otros
lenguajes adicionales, pues es el Don de Lenguas (en plural: que significa más
que una). A medida que continúa ejerciendo el Don de Lenguas, puede viajar de
un lenguaje a otro, pues hay diversidad de lenguas (1Co 12:10).
Una vez que
haya hablado en lenguas, entonces, puede ejercer este don cada vez que lo
desee. Ello dependerá de su decisión e iniciativa. Pablo dice: “¿Qué, pues? ORARÉ con el
espíritu, pero ORARÉ también con el entendimiento” (1 Co 14:15).
Ya sea con el
entendimiento o con el Espíritu, lo importante es que usted ORARÁ. Ponga en
práctica esta habilidad todos los días y varias veces al día. Cada vez que lo
haga, le bendecirá y le fortalecerá, pues Pablo nos dice: “El que habla en lengua extraña,
a sí mismo se edifica…” (1 Co 14:4).
Usted se
edifica a sí mismo espiritualmente cada vez que ora y habla en un lenguaje
nuevo. Este es un Don del Espíritu que edifica al que lo ejercita.
Todas las
demás manifestaciones del Espíritu son para la edificación de los demás. Pero
ésta, en particular, es para capacitarle a usted para “edificarse sobre su
santísima fe...” (Jd 20).
C. ¿QUÉ
SUCEDE SI NO HABLO EN OTRAS LENGUAS?
A
menudo, a pesar de pedirlo a Dios, algunos no experimentan el hablar en otras
lenguas, a pesar de haberse relajado, rendido, recibido y respondido. ¡No se
preocupe! El Espíritu Santo lo ha bautizado, y debe examinar cuál de las otras
6 manifestaciones ha recibido.
Si cuando abre su boca para hablar, en vez
de que salga una lengua extraña, sale una adoración a Dios, palabras que
exaltan a Dios, un cántico nuevo o una alabanza, ¡usted recibió la
manifestación de la adoración!
Comience desde hoy a adorar a Dios todos los días en todo momento.
Si lo que salió de su boca fue una palabra
profética, una profecía o una declaración de las Escrituras, entonces usted ha
comenzado a fluir en los dones
espirituales y esa es la manifestación que recibió. Estudie sobre los dones
y procure, ejercite los done espirituales hasta hallar el suyo propio. Los
dones, como los ministerios, son dados por Dios de manera transitoria o
permanente. Cuando nos los da transitoriamente únicamente los utilizamos cuando
se presenta la necesidad, como el don de sanidad, solamente imponemos manos y
sanamos enfermos cuando nos lo solicitan o vemos un enfermo, y no siempre
veremos el milagro inmediato. Pero cuando es permanente, todos los días
estaremos buscando enfermos para ponerles las manos y sanarlos y siempre
veremos el milagro de la sanidad manifestado.
Si de su boca salieron palabras de
consagración, de entrega, de devoción, de pureza, de pacto para dedicarse más a
Dios y abandonar todo pecado y toda malicia, ¡entonces usted recibió la
manifestación de la santidad!
Procure desde ahora santificarse y apartar tiempos a solas con Dios.
Si lo que salió fue una oración por los
perdidos, un clamor por las almas perdidas, un deseo ardiente por alcanzar a
los que están sin Cristo, ¡usted recibió la manifestación del evangelismo! Empiece desde hoy a
compartir su fe con los que le rodean, consiga recursos e involúcrese en esto.
Si su oración fue por la Palabra de Dios,
de amor y devoción por las Escrituras, ¡usted recibió la manifestación del discipulado! Empiece desde hoy a
estudiar con seriedad la Biblia, inscríbase a cursos, discipúlese en serio.
Si oró por los necesitados, y experimentó
compasión por los pobres, las viudas, los huérfanos, los presos, los enfermos,
etc. ¡usted recibió la manifestación del servicio!
A partir de hoy involúcrese en un ministerio hacia ellos.
IMPORTANTE: Independientemente de la
manifestación que reciba, además de empezar a ejercitarla, es de suma
importancia que procure las demás evidencias, y en su tiempo a solas con Dios
practique el recibir el bautismo en el Espíritu Santo, hasta haber experimentado
todas y cada una de las manifestaciones del bautismo en el Espíritu Santo.
¡Tenemos toda la vida para crecer y
desarrollar cada una de las siete áreas hasta alcanzar la plenitud del
Espíritu!
Ahora,
de las 7 evidencias, la más común y sencilla es el hablar en lenguas, y es
importante que todos experimentemos esto, porque Pablo por el Espíritu Santo
dijo: 1Co 14:4-5 Es muy claro que
Dios no quiere que nos quedemos con una sola experiencia. En este pasaje,
exhorta a los corintios a no conformarse con hablar en lenguas, sino a
experimentar los dones espirituales, la profecía, la interpretación, y más
adelante habla de palabra de ciencia y de sabiduría.
D. ¿POR QUÉ ES
IMPORTANTE HABLAR LENGUAS?
¿Cuál es el propósito o beneficio del hablar en lenguajes que uno no
comprende? La siguiente, es una lista breve de algunos de los beneficios de
tener comunión con Dios en lenguajes dados por el Espíritu.
1. Es Una de las 7 Evidencias Bíblicas Del Bautismo En El Espíritu
Santo. Hch 2:4; Hch
10:46; Hch 19:6.
2. Esa
Es La Voluntad De Dios Para Nosotros
Dios dice a
través de Pablo: 1Co 14:5. Pablo
también dijo: 1Co 14:18. Note el
énfasis íntimo: “Doy gracias a DIOS...”. El hablar a Dios en lenguajes
del Espíritu, aumenta y fortalece la conciencia personal de las relaciones y
comunión íntimas de uno con Dios. Pablo dio gracias a Dios por la: HABILIDAD de
hablar en lenguas, ya que, esto sólo puede ser otorgado por Dios a través de Su
Espíritu; el PRIVILEGIO de hablar en tales misterios sagrados e íntimos (1 Co
14:2); por la DISPONIBILIDAD de esas ricas bendiciones que en cualquier tiempo,
en cualquier lugar, bajo cualquier circunstancia, una persona puede tener
comunión íntima con Dios. Podemos orar, cantar, expresar nuestra gratitud,
bendecir a Dios en el Espíritu, etc. Nuestra mente en ese tiempo está neutral
(1 Co 14:14); así que, debemos sentirnos reposados, refrescados y edificados
por este ejercicio espiritual.
3. Es Un Medio Terapéutico De Limpieza Y
Liberación
En Ro 8:26 Pablo nos relata respecto a que
una de nuestras debilidades humanas es que no siempre sabemos por qué cosas
orar como deberíamos. Algunas veces estamos conscientes de que necesitamos
ayuda, pero no entendemos qué realmente está mal ni cómo orar al respecto. No
obstante, el Espíritu supera tal insuficiencia por nosotros. Él examina
nuestros corazones, y descubre exactamente dónde estamos y qué nos hace falta.
Él sabe, además, cuál es la “mente del Espíritu”: la voluntad de Dios para
nosotros.
Luego,
comienza a orar por nosotros “según la voluntad de Dios”, llevándonos, de esa
manera, a la armonía con tal voluntad. Él echa fuera todos los complejos,
inhibiciones y pensamientos negativos que nos limitan, nos induce hacia todo lo
que sea positivo, poderoso y hacia los propósitos buenos de Dios para nuestras
vidas. Esa clase de súplica del Espíritu a nuestro favor, es uno de los medios
más poderosos que él usa para la “renovación del espíritu de nuestra mente”.
4. Es Un Recurso De Edificación Personal
1Co 14:4; El vocablo “edificio” se
deriva del término “edificar”. Edificar es fortificar, mantener firme o
estable. Cuando hablamos en lenguas, aunque las palabras parezcan un misterio
para nuestro intelecto humano, nos estamos edificando a nosotros mismos
espiritualmente. Crecemos cada vez más fuertes cuando practicamos este don.
5. Es una esfera de íntima comunión
espiritual con Dios
1 Co 14:2; El propósito principal de
este ejercicio espiritual de hablar en lenguas, no es que hablemos para los
hombres, sino para tener comunión con Dios. Al tener comunión con Dios de esta
manera, somos libres de las limitaciones y restricciones de nuestra mente
finita. No estamos restringidos a hablar únicamente de las cosas que hemos
aprendido por nuestro intelecto. Somos liberados para hablar también de cosas
que intuitivamente el Espíritu de Dios nos ha enseñado. Tenemos comunión con
Dios acerca de las cosas profundas, cosas que aún siguen siendo misterios para
nuestra mente finita. Esta es la profundidad de la comunión de la cual David
habló: “Un abismo llama a otro...” (Sal 42:7). La profundidad de nuestro
ser espiritual tiene comunión con las profundidades del ser de Dios, y
viceversa.
6.
Esto Nos Mantiene Conscientes De Que
El Espíritu Santo Mora En Nuestro Interior.
Cada vez que
hablamos en lenguas, estamos inmediatamente conscientes del movimiento y
actividad del Espíritu Santo dentro de nosotros. Nuestra conciencia íntima de
que el Espíritu está dentro de nosotros aumenta a medida que continuamos en
comunión con Dios en esas palabras que el Espíritu habla a través de nosotros.
Somos canales o vehículos que el Espíritu utiliza para comunicar la adoración y
alabanza al Padre.
7.
Nos Permite Aprender A Confiar En Dios
De Una Manera Más Completa.
Desarrollarse
en la vida del Espíritu es caminar en fe. Cada expresión en lenguas es un acto
de fe. A medida que Dios comienza a llevarnos del reino o esfera de la
edificación personal hacia la esfera de la edificación del cuerpo (1 Co 14:6),
cada nueva fase es un paso nuevo de fe.
8. Es Una Liberación De Emoción Positiva
El Bautismo en el Espíritu no es una experiencia
emocional; es una espiritual. Sin embargo, nuestras emociones responden
inevitablemente a esta experiencia y se envuelven en ella. Nuestras emociones
son frecuentemente tocadas por el Espíritu y le conferimos expresión por medio
del estímulo del Espíritu. Esto no es algo nocivo o negativo. Por el contrario,
es algo saludable y de beneficio. Demasiados cristianos procuran negar o
suprimir (sofocar) completamente sus emociones, como si hubiera algo malo o pecaminoso
acerca de la expresión emocional. Pero esto no debe ser así. Somos seres
emocionales. Dios fue quien nos creó de esa manera. A fin de que podamos
funcionar a plenitud, deberá haber expresión emocional de tiempo en tiempo.
Cuando esa expresión es inducida y animada por el Espíritu dentro de nosotros,
podemos estar seguros de que será la expresión emocional más saludable y
agradable posible. De seguro que nos limpiará, libertará, fortalecerá y
edificará. No sienta temor de ella; confiérale salida libre a tales
expresiones. De seguro que estará más saludable y feliz de tal ejercicio.
9. Es Una Oportunidad Para “Dar Gracias”
A Dios Aceptablemente.
¿Se ha
sentido usted incapaz de expresar adecuadamente su gratitud y aprecio a Dios?
¿Parecen sus propias palabras demasiado débiles para expresar la reserva de
gracias que siente en su interior?
Entonces, he
aquí la manera de hacerlo. Pablo dice que podemos “...bien dar gracias...”
(1Co 14:17) por medio de expresar gratitud a Dios por el Espíritu en el
lenguaje que Él nos dé.
Al expresar
las gracias de esta manera, usando el Don de Lenguas, es algo superior a
cualquier cosa que nuestra mente humana pudiera pensar o decir. Esto irrumpe a
través de nuestras limitaciones y ministra a Dios en el Espíritu (Jn 4:24).
10. Esto Lo Capacita A Uno A Orar “En El
Espíritu”
1Co 14:15;
Ro 8:26, 27; Jd 20.
11. Es Un Recurso De Reposo Y De Renovación
Is 28:11, 12
El tener comunión con Dios en lenguas es una
experiencia muy tranquilizadora y refrescante. El cuerpo y la mente pueden
reposar completamente. No tenemos que pensar lo que debemos decir después, ni
cómo decirlo. El Espíritu fluye a través de nosotros en comunión perfecta con
el Padre, y recibimos el beneficio de esa hermosa comunión. Es un tónico para
el espíritu, alma y cuerpo.
12. Es Un Ministerio De Alabanza Y
Adoración A Dios
Hch 2:11; Hch 10:46; Ef 5:19
Muy a menudo
cuando hablamos en lenguas, el Espíritu está adorando, alabando y loando a
Dios. El Espíritu está magnificando las obras maravillosas de Dios a través de
nosotros. ¡Qué privilegio y gozo que Él pueda utilizar nuestros labios para
pronunciar loores tan elevados a Dios!
13. Esto Incluye Cantar Cánticos En El
Espíritu
1Co 14:15;
Ef 5:19; Col 3:16.
14.
Es Un Medio, Conforme A La Escritura, De
mantener La Plenitud Del Espíritu. Ef
5:18, 19;
El ministrar
a Dios en otras lenguas es un medio válido de mantenerse llenos del Espíritu.
Por consiguiente, debemos hacer esto diario y muchas veces al día.
15. Con Interpretación, Es Un Medio De
Edificar A Otros
1Co 14:5b;
Nuestra
lengua personal, devocional o usada para la oración, es de edificación para el
que la ejercita. Solamente la persona individual es edificada por su uso. No
obstante, esa lengua puede ser una bendición para los demás si es interpretada.
Así que, el que habla en lenguas debe orar también por su interpretación, a fin
de que otros creyentes reciban edificación (1 Co 14:12, 13).
16. Es Una Llave Para Traer La Mente De Cristo
Sobre
Nuestra Mente (Stg 1:26, 3:1a)