Evangelismo y Sanidad en el
Nuevo Testamento
Hemos visto claramente en los
capítulos anteriores que:
Dios es un
Dios sanador: (Ex 15:26).
Cristo es
un Cristo Sanador: (1 P 2:24).
La Palabra
es una Palabra Sanadora: (Sal 107:20).
La Iglesia
del Nuevo Testamento Era Una Comunidad Sanadora: (Hch 5:12).
Dios quiere
que su iglesia sea un instrumento de sanidad hoy.
A. EL EVANGELIO DEL NUEVO TESTAMENTO INCLUÍA LA
SANIDAD
Cuando
hablamos del Evangelismo del Nuevo Testamento, queremos decir aquél que es
inspirado, ungido y lleno del poder del Espíritu Santo. Va acompañado de las
mismas señales, maravillas y milagros que seguían al ministerio de la Iglesia
primitiva.
Desdichadamente
muchos ministros hoy dependen del talento, entrenamiento, personalidad,
habilidad administrativa, publicidad, etc., y muy poco del Espíritu Santo. Es
por tal razón que sus ministerios no son acompañados de las señales milagrosas
correspondientes.
La Iglesia primitiva tenía muy pocas cosas de
aquéllas en las que nosotros ponemos nuestra fe hoy. No disfrutaban de
prestigio o posiciones en la comunidad, no tenían edificios, colegios, ni
universidades. Poseían poco refinamiento social que procede de la educación, la
cultura y la posición social. Por el contrario, eran considerados como parias
de su sociedad. Las señales, maravillas, milagros y sanidades, eran factores
esenciales en el crecimiento de la Iglesia primitiva. Los Hechos de los
Apóstoles están llenos de poderosos milagros que Cristo realizó a través de
aquellos primeros creyentes. Este libro no sólo es un relato histórico de aquel
período, sino también la copia o modelo divino para la iglesia de todos los
tiempos. Dios nunca tuvo la intención de que los milagros desaparecieran con la
muerte de los apóstoles. Éstos no fueron exclusivamente para la época
apostólica, sino también para la nuestra.
Examinemos
ahora el efecto dinámico de los milagros en el programa de la Iglesia
primitiva.
B. EL EFECTO DINÁMICO DE LOS MILAGROS
1. Los Milagros Atraen Grandes
Multitudes
Esto fue una
realidad en el ministerio de Jesús. Jn
2:23; Jn 6:2. También fue cierto
en el ministerio de los apóstoles. El milagro obrado frente a la puerta del
templo la Hermosa (Hch 3:1-16), provocó que 5,000 personas se volvieran a
Cristo (Hch 4:4). Hch 5:12-14; Hch 5:16.
2. Los Milagros Confirmaban El Mensaje
Jesús predijo que las señales sobrenaturales
acompañarían la predicación del Evangelio verdadero. “Y estas señales
seguirán a los que creen” (Mr 16:17,18). Una de esas cinco señales era: “…sobre los
enfermos pondrán sus manos, y sanarán” (Mr 16:18). Hch 8:6.
La deducción
es clara, las multitudes estaban impresionadas ante la autoridad de Felipe
cuando veían los milagros que acompañaban a su ministerio. Por consiguiente,
prestaban atención extrema a lo que decía. Tan grande era la reacción de la
audiencia, que había gran gozo en aquella ciudad (Hch 8:8).
3. Los Milagros Satisfacían Las Necesidades De
Las Comunidades
Siempre había
una gran multitud alrededor de los apóstoles debido a que muchos enfermos
querían ser sanos. Muchos acudían interesados en la sanidad, pero se marchaban
con mucho más, recibían el Reino de Dios en sus vidas.
Las sanidades
y milagros siempre atraen grandes multitudes. Esto es tan cierto hoy como lo
fue en los tiempos bíblicos. A menudo es difícil para las personas admitir que
son pecadoras y que necesitan de un Salvador; no obstante, no es difícil
convencer a un enfermo de que lo está y que necesita ser sano. Está muy
consciente de esa necesidad.
El verdadero
evangelismo, al estilo del Nuevo Testamento, se esfuerza en satisfacer las
necesidades físicas y espirituales del hombre.
4. Los Milagros Comprobaron Que Cristo
Resucitó
De Los
Muertos
Muchos disputaron el hecho de la resurrección de
Cristo. Los milagros sucesivos que Dios comenzó a ejecutar en el Nombre de
Jesús convencieron a las multitudes de la realidad de la Resurrección. Si
Cristo estuviera aún muerto, Su nombre no tendría ningún poder.
Cuando
Pedro informó a los sacerdotes judíos respecto a la sanidad del cojo que se
sentaba frente a la entrada del tempo la Hermosa, les dijo: Hch 4:10. Pedro estaba refiriéndose al
milagro para probarles que Cristo había resucitado de los muertos.
5. Los Milagros Daban Gloria A Dios
Lucas
18:35-43 nos relata acerca del ciego que fue sanado: “Y luego vio, y le seguía,
glorificando a Dios; y todo el pueblo, cuando vio aquello, dio alabanza a
Dios”. En otra ocasión, Jesús sanó a un hombre de parálisis Mr 2:12.
Leemos lo
siguiente acerca de la sanidad del cojo de la Hermosa: “…porque todos glorificaban a Dios
por lo que se había hecho” (Hch 4:21).
6. Los Milagros Establecían A Los
Conversos
En El
Poder De Dios
Pablo les
dijo a los Corintios: 1Co 2:4, 5.
Cuando el Evangelio viene acompañado del poder sobrenatural de Dios, los que se
convierten son edificados en y por ese poder. La sabiduría de los hombres
(filosofía, lógica, razonamiento, etc.) nunca puede establecerlos en la fe
cristiana.
C. PRINCIPIOS Y PRÁCTICAS DE LA IGLESIA
PRIMITIVA QUE PRODUCÍAN SANIDADES
1. Predicaban La Palabra De Dios
El sermón de
Pedro el Día de Pentecostés (Hch 2:14-36) y el discurso de Esteban (Hch 7), son
ejemplos excelentes del contenido de la predicación bíblica de la Iglesia
primitiva.
La
predicación de la Palabra de Dios conlleva un peso de autoridad divina. Dios
siempre respalda Su palabra. “…porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra” (Jer
1:12). Su predicación también producirá fe, como ninguna otra cosa, en los que
la escuchan. Ro 10:17.
La
predicación exalta el nombre de Jesucristo. Él fue, es y será el tema central
del mensaje de la Biblia. Los apóstoles citaron todas las profecías
relacionadas con Él. Demostraron cómo la Palabra de Dios había predicho Su
venida y la manera en que cumplió todas éstas. Demostraron claramente que Jesús
era verdaderamente el Hijo de Dios.
Su
predicación anunció con precisión el Señorío y autoridad que el Padre había
depositado en Su Hijo.
El título:
“Señor Jesucristo”, se destacó firmemente en todas sus enseñanzas y
predicaciones. Enseñaban que Dios había hecho a Jesús la autoridad suprema
sobre todas las cosas. “Jesucristo es Señor” era el tema subyacente en todas
sus enseñanzas.
Él es
Señor sobre todas las cosas. Señor de la Creación. Señor de la Redención. Él es Señor sobre Satanás, después de haber
despojado a principados y poderes a través de Su muerte en la cruz. Él es Señor sobre el temor, la enfermedad, la
aflicción y los demonios.
Las personas
eran ayudadas a ver que cuando el Señorío de Cristo era establecido en sus
vidas, también lo era sobre sus circunstancias.
2. Ejercían Autoridad Espiritual
Aquellos
líderes de la Iglesia primitiva, tenían una conciencia muy profunda de la
autoridad que Dios había puesto sobre ellos a través de Jesús. Jn 16:23. Cristo les había otorgado un
“poder notarial”, un derecho legalmente constituido para actuar en Su Nombre,
para operar en Su lugar.
Ellos tuvieron su primera oportunidad para usar su
autoridad recién conferida, cuando se enfrentaron con un paralítico, cojo de
nacimiento. Hch 3:6.Después, Pedro aclaró a la multitud asombrada que
aquel milagro había sido a través de la autoridad del Nombre de Jesús y por la
fe en tal Nombre el que aquel paralítico estuviera totalmente sano ante ellos
en esos momentos (Hch 3:16; 4:10).
Jesús les
había ordenado que fueran a todo el mundo a predicar Su Nombre, usándolo como
fuente de autoridad (Mr 16:17, 18; Jn 14:12-15; 15:16). Esa misma autoridad
todavía está investida sobre la Iglesia.
Los primeros
discípulos sabían quiénes eran y cuál era su autoridad. No tenían confianza en
sus habilidades naturales o recursos. Tenían suprema confianza en la autoridad
que descansaba en el Nombre de Jesús. Estaban conscientes de que el poder del
Trono de Dios respaldaba aquel Nombre. Dios ha puesto todo Su poder y autoridad
a la disposición de la humanidad en el Nombre de Jesús.
Hay integridad
y sanidad en Su Nombre. Cuando hablamos en tal Nombre, los demonios tienen que
obedecer. Las enfermedades son desintegradas ante el poder y autoridad que
conlleva éste. Jesús nos ha legado tal autoridad. Él quiere que vayamos y la
ejerzamos, que hablemos en Su Nombre y sanemos a los enfermos de igual manera.
3. Animaban A Las Personas A Recibir
Sanidad
Pedro
extendió su mano al paralítico y le ayudó a levantarse. En ese preciso momento,
a medida que el hombre comenzó a erguirse por fe, el poder de Dios descendió
sobre su cuerpo y le sanó completamente (Hch 3:7).
Sin el
estímulo activo de Pedro, quizás aquel milagro nunca hubiera sucedido. La
sanidad y su procedimiento envuelven mucho más que la mera instrucción del
paciente o darle ánimo verbal. Después de hablarle con la autoridad espiritual
en el Nombre de Jesús, Pedro le ayudó a realizar lo que nunca antes pudo hacer.
Tal fe puesta
en acción, fue lo que descargó el poder de Dios a través de todos los miembros
paralizados del cojo. Sus pies y tobillos recibieron fortaleza instantánea. Hch 3:8.
4. Hablaban Inspirados Del Poder Del
Espíritu Santo
Los
discípulos habían sido investidos del Espíritu Santo en el aposento alto. Esta
experiencia les transformó de por vida. Fueron hombres diferentes cuando
salieron de aquel lugar. Uno de los cambios más extraordinarios ocurridos, fue
la nueva intrepidez que manifestaron. Pedro fue el primer ejemplo. Antes de
Pentecostés, había estado atemorizado y actuando cobardemente, asustado de
confesar aún que conocía a Jesús, temeroso de admitir delante de una joven
sirvienta que era Su seguidor.
Pero ahora
salió lleno de confianza y audacia santa. Al momento comenzó a descargar tal
intrepidez ante la multitud a medida que predicaba a Cristo.
Aquellos
hombres habían sido los mismos que pidieron a las autoridades romanas que fuera
crucificado, y de quienes había estado tan atemorizado. Pero ahora proclamaba
ante ellos el Señorío de Cristo con gran autoridad y osadía.
Hechos 4:8 es
un ejemplo de un mensaje intrépido inspirado del Espíritu Santo: “Entonces
Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo...”. Muchas de las predicaciones
modernas carecen de tal osadía; por el contrario, son defensivas y pusilánimes.
Una de las razones es que los predicadores a menudo presentan sus propias ideas
y opiniones, en lugar de proclamar fielmente la Palabra y todo el consejo de
Dios.
Otra es que
dependen más del poder de su oratoria que de la unción del poder de Dios. Pablo
rehusó predicar de tal manera, a pesar de tener la habilidad y educación para
hacerlo. Su preparación académica y religiosa le confería la capacidad para
hablar con sabiduría humana, pero prefirió depender de la inspiración y unción
del Espíritu.
5. Ellos También Actuaron Con Intrepidez
El pueblo se
maravillaba ante la osadía de Pedro y Juan, reconociendo que tal característica
había venido como resultado de haber estado con Jesús (Hch 4:13). Estas mismas
cualidades habían sido mostradas por Jesús en Su ministerio terrenal. No era la
temeridad de la confianza propia, sino más bien la autoridad apacible de los
que conocen que Dios está con ellos para confirmar y certificar Su Palabra en
sus predicaciones y acciones.
Cuando las
autoridades locales le prohibieron estrictamente hablar o enseñar en el Nombre
de Jesús, su respuesta fue buscar a Dios en oración ardientemente para que les
diera una medida aún mayor de intrepidez (Hch 4:29).
La acción
osada nace en el corazón de un creyente que conoce la fuente de su autoridad y
actúa dentro de las áreas prescritas por ella. En el ministerio de sanidad, tal
acción es el resultado de:
a. Saber
que Dios ha hecho un pacto para proveer sanidad.
b.
Tener un conocimiento cabal de la
Palabra de Dios concerniente a la sanidad.
c. Conocer
la voluntad de Dios respecto a la sanidad.
d.
Poseer la seguridad de que la fe en
Dios sanará al enfermo.
e.
Creer que Dios confirmará Su Palabra
con las señales correspondientes.
6. Hicieron muchas señales y milagros
entre el pueblo
La Iglesia
primitiva tuvo una poderosa influencia en las comunidades a través del excelso
ministerio de los milagros que Dios obraba entre ellos (Hch 5:12).
Los milagros:
·
dramatizaban la presentación del Evangelio.
·
confirmaban la verdad del mensaje.
·
atraían las multitudes (Hch 5:14).
·
convencían a los pecadores de que aquella obra
era realmente de Dios.
Este énfasis
sobre los milagros, señales y maravillas, era una de las llaves vitales, con la
cual, la Iglesia abría las puertas hacia el mundo pagano.
El Evangelio
se extendió con gran rapidez durante aquellos años debido a la autoridad
evidente de un ministerio confirmado por los milagros.
Éstos, son
todavía parte esencial del Evangelio. El argumento de algunos de que los
milagros ya no atraen o convencen por la sencilla razón de que las personas son
demasiado sofisticadas, no es uno comprobado.
Las secciones
de la Iglesia que hoy están experimentando y teniendo el mayor impacto sobre el
rápido crecimiento, son principalmente los grupos que ejercen o practican el
ministerio de los milagros.
7. Enseñaban consistente y diariamente acerca
de Jesucristo
El mensaje de
la Iglesia primitiva era relativamente sencillo; ellos predicaban y enseñaban a
Jesús (Hch 5:42).
Su mensaje no
estaba complicado con el énfasis denominacional. No estaba diluido, ni
comprometido por las doctrinas modernas. Su enseñanza no estaba compuesta de
teorías teológicas.
No enseñaban
una doctrina, sino más bien la introducción de una persona (a Jesucristo). No
enseñaban la “letra de la ley” que mata. Ministraban el Espíritu de la Palabra
que da vida (2 Co 3:6).
Sus
enseñanzas no estaban restringidas al área del templo exclusivamente. Ellos
enseñaban también por los hogares diariamente. Jesús era presentado en la
realidad práctica de su vida diaria. No estaba limitado a un cuarto religioso
pequeño con el letrero que dijera: “abierto los domingos solamente”.
Cuando
enseñaban a Jesucristo, le exaltaban como Señor Supremo (Hch 2:36).
Le
introducían como el único salvador (Hch 2:38; 4:12). Le representaron como
Poderoso Sanador (Hch 3:6-8, 16).
Le
presentaron como Bautizador con el Espíritu Santo (Hch 2:38). Le exaltaban
constante y consistentemente en sus predicaciones y enseñanzas.
Su ministerio
era tanto inspirador como instructivo. Esto incrementaba la fe de los oyentes.
La Biblia dice: “Así
que la fe viene por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”
(Ro 10:17). Desgraciadamente, la fe “escasea” mucho en la predicación moderna.
Muchos predicadores hoy
tienen la tendencia de socavar y destruir la fe en lugar de fortificarla y
acrecentarla.
El énfasis
consistente sobre los milagros en el ministerio de la Iglesia primitiva, animó
el resurgimiento del liderazgo carismático.
Tanto Esteban
como Felipe, fueron nombrados diáconos originalmente para ayudar en la
administración (Hch 6:1-7).
La siguiente
ocasión en que tenemos noticias de Esteban, lo encontramos predicando un
tremendo sermón ante una inmensa multitud de personas (Hch 7).
La siguiente
referencia a Felipe es para describir su ministerio de milagros en Samaria: Hch 8:5. La esfera de su mensaje y la
indicación de los asuntos que mencionaba en su predicación sobre Cristo, son
revelados en las cosas que comenzaron a suceder entre la audiencia.
Lucas dice
que Felipe predicaba “las cosas que concernían al Reino de Dios y el Nombre
de Jesús”, (y todo lo que la autoridad de aquel Nombre pudiera significar
para ellos). ¡Qué temas gloriosos serían aquellos! Imaginemos la esfera de
alcance que tendría en la predicación de un mensaje tan excelso, saturado del
Espíritu, proclamando las inescrutables riquezas del Evangelio de Cristo.
En la atmósfera de fe creada por el Espíritu Santo
y la Palabra de Dios, grandes milagros comenzaron a tomar lugar. Hechos 8:7.8.
Felipe es la única persona en el Nuevo Testamento
que es específicamente designado como “Evangelista”. Su misión a Samaria debe
ser reconocida como un ejemplo del ministerio de un evangelista.
Ésta, incluía
predicar a Cristo, ministrar la sanidad divina y echar fuera demonios (el
exorcismo). El impacto hecho en Samaria jamás podría haber sido tan fructífero
sin los elementos milagrosos de su ministerio.
El propósito
y deseo de Dios para la Iglesia de nuestra época, es que también tenga un
tremendo impacto sobre el mundo pagano. Esto podrá suceder únicamente cuando
creamos en Dios para una gran restauración de Su poder milagroso sobre la
Iglesia. El Espíritu Santo está obrando por toda la tierra para lograrlo. Ojalá
que nuestros corazones y mentes sean recipientes al Espíritu a fin de que Él
realice Su propósito en nosotros.
D. EL RETO ANTE NOSOTROS
A pesar del
progreso veloz y extraordinario de la ciencia médica en los últimos años, la
cantidad de enfermedades que azotan al mundo hoy es extremadamente alta.
Mientras se
descubren tratamientos y curas efectivas para un tipo de enfermedad, otra
variedad rara aparece en escena. Existe todavía una necesidad tremenda de
practicar la sanidad divina. Sin duda alguna, la situación de una humanidad
enferma y sufrida presenta un gran reto a la Iglesia cristiana. El desafío ha
sido contestado hasta cierto grado por la dedicación de hábiles doctores y
enfermeras cristianas, quienes se dan incansablemente a la tarea de aliviar los
sufrimientos de la humanidad.
Los ministros
también deben afrontar este reto. Cristo
ha comisionado a Sus sirvientes para que vayan a predicar el Evangelio y a
sanar a los enfermos. Él nos ordenó a ir y suministrar alivio a una humanidad
sufrida y sin salvación. ¿Cómo podemos cumplir este reto tan solemne?
1. Nuestra Responsabilidad
El Evangelio representa las Buenas Nuevas de
salvación, liberación y sanidad divina en el Nombre de Jesús. Éstas son para el
hombre en su aspecto total. Todo ministro y cada iglesia deben mantener esto en
mente como su meta principal. Es nuestra obligación buscar a Jesús con fe a fin
de ver las sanidades físicas tomando lugar en nuestra comunidad. Nuestra
enseñanza debe motivar la búsqueda de la sanidad para las mentes y espíritus de
las almas sufridas.
Podemos medir
el fruto de este ministerio por medio del crecimiento del amor y la fe en
nuestras iglesias locales. Luego, éstas deberán ministrar la sanidad a los
necesitados y solitarios.
No todo
ministro podrá recibir un ministerio de la sanidad que atraiga a millares. No
obstante, todo ministro debe estar capacitado para ver evidencias definidas de
sanidad según el entendimiento bíblico de la misma para el hombre en su aspecto
total.
Los ministros son sirvientes de Jesucristo. Es
nuestro deber hacer por los demás lo que Él haría si estuviera personalmente
sobre la tierra. Cuando Él estuvo en este mundo, eso mismo fue lo que hizo, y
continuaría sanando los cuerpos, almas y espíritus enfermos si estuviera aquí
en persona hoy. ¿Qué puede hacer el líder de la Iglesia para producir esta
clase de sanidad en la comunidad?
2. Como Traer Sanidad
a. Predicar la Palabra. 2 Ti 4:2. La Palabra de Dios tiene cualidades terapéuticas y
sanadoras. Sal 107:20. Es nuestro
deber predicar “la plenitud del Evangelio de Cristo” como lo hizo Pablo
(Ro 15:17-21). Ro 10:17.
b. Enseñar A La Gente. Nuestro ministerio de
predicación debe dar énfasis especial a la sanidad divina. Enseñe sobre
aquellos temas que motiven con ahínco la sanidad, enseñe sobre el perdón, las
actitudes correctas, las buenas relaciones. Conceda lecciones especiales sobre
la armonía doméstica y la estructura bíblica de la familia cristiana. Eduque a
las personas sobre la manera correcta de pensar y creer. Instrúyalas en el
fruto de su Espíritu. Estos atributos son anabólicos, edifican la vida
emocional y el carácter (en contraste con las obras de la carne, que son
catabólicas, y destruyen o hacen pedazos las almas de los hombres). Deje que su
enseñanza enfatice las cosas positivas y edificantes. No se especialice en
asuntos menores, ni en los conceptos negativos.
c. La Cena del Señor, Un Servicio De Sanidad.
Entrene a su congregación sobre la manera correcta de participar en la Santa
Cena. La participación digna de la misma, será de bendición y fortaleza para
los creyentes. Este servicio particular,
sobre todos los demás, puede ser de sanidad divina. Concédale prioridad, pues
su congregación se beneficiará espiritual, psicológica y físicamente.
d.
El Ministerio De Los Ancianos.
Incluya el ministerio de los ancianos según lo describe Santiago como parte del
programa de su iglesia. Anime a su congregación a llamar a los ancianos cuando
haya alguien enfermo.
Este
ministerio puede funcionar en su servicio de adoración. Cuando los enfermos
pasen al frente, únjalos con aceite en el Nombre de Jesús. Imponga sus manos
sobre ellos y ore la oración de fe en su favor. Espere ver la mano de Dios
obrar poderosos milagros de sanidad en sus medios.
E. CONCLUSIÓN
El programa
de la Iglesia según Santiago es:
·
Traer liberación a los cautivos.
·
Recuperación de la vista a los ciegos
(además de la recuperación de la mentalidad, sobriedad, dignidad, etc.)
·
Liberación a los oprimidos (Lc 4:18).
Permita que esta clase de ministerio opere en su congregación para la
gloria de Dios; que Él le conceda diversos milagros, señales y maravillas en su
trabajo cristiano es nuestra oración al cielo (Hch 2:3, 4; Mr 16:20).